Ella bailaba sola
Sola Sierra no está olvidada
x Victoria Aldunate Morales
Lloramos a mares cuando la vimos ahí bailando la cueca sola en los 80. No me gusta la cueca, pero verla a ella con el pañuelo en la izquierda, colocando contenido a esos versos machistas, puso un nudo en mi garganta que no se desata jamás porque lo necesito para Nunca Olvidar y Nunca Perdonar…
A Sola Sierra le cantó el atractivo Sting porque los gringos cuando son derechos –no derechistas- son bien claritos con sus mensajes –como Dean Reed y Supermán que apoyó a teatristas chilenos perseguidos por la dictadura, también en los 80-.
Viéndola ahí, las mujeres –como Sting- nos enamoramos también de ella, de su utopía, de su belleza sencilla y su lealtad consistente… No diré “ejemplo”, no diré “modelo” –odiosos conceptos- pero sí rescataré la dignidad, aquella dignidad que seres humanas como ella no pierden jamás y que otras buenas esclavas por más que quieran no llegarán a conocer nunca.
Diez años después pude entrevistarla y quedé sorprendida de su tesón, aunque también lejana a la admiración machista que provocan las mujeres sacrificadas en los compañeros de las izquierdas. Pero por más que cuestione todo eso una y mil veces, jamás he estado ajena a su grito de justicia y su ¡No! a la reconciliación, tal vez, más hipócrita de Latinoamérica.
Esta es una entrevista hecha a Sola Sierra en septiembre de 1995, para el periódico feminista y con mirada de clase –negado por las feministas institucionales de Isis Internacional y otras intelectuales feministas- “Puntada Con Hilo, comunicación de mujeres”*, y está presentado a manera de testimonio -en el estilo de la Puntada-… Nada se ha cambiado de esa entrevista original y nunca había sido publicada en Internet, sólo en papel en 1995.
SOLA SIERRA
POR LA VIDA Y LA JUSTICIA...
Nací en un hogar obrero, en el norte. Mi padre era dirigente sindical y mi madre una luchadora social que siempre nos contó la historia de la pampa salitrera porque su madre, mi abuela, estuvo junto a Recabarren en la escuela Santa María de Iquique. Eso le marcó la vida a mi mamá. Y su lucha marcó la mía.
Mi familia se vino a Santiago el año 31, el peor de la crisis, con seis hijos. Acá nacimos los seis restantes. Mi madre nos mostró siempre lo que pasaba alrededor, porque decía que a los niños tenía una que enseñarles la vida desde chicos.
Todos los primeros de mayo, hacía pan amasado, nos tomaba a los doce y partíamos a las concentraciones. Cuando relegaron gente a Pisagua en el año 54, nos llevó para que conociéramos ese dolor. Y si había tomas de terreno en La Legua, allá estábamos entregando solidaridad. Así fue mi madre.
1 comentario:
Sola Sierra un ejemplo de mujer, esta tierra nos ha regalado mujeres con similar grandeza, ahí está Gladys Marín y ahora Camila Vallejos. Me lleno de orgullo al recordarlas y decir con voz fuerte ¡ Gracias mujeres COMUNISTAS DE CHILE !
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